¡Por la vida
y el futuro a combatir!
Con un dolor
que sobrecoge a toda nuestra militancia y con el orgullo combatiente del pueblo
colombiano, comunicamos a éste y a los países amigos la muerte de nuestro
Comandante Iván Marino Ospina, ocurrida el 28 de agosto en la ciudad de Cali,
luego de un operativo de aniquilamiento financiado y ordenado por los
representantes de la oligarquía vallecaucana.
No habían
pasado aún tres días de la carta de los “industriales” del Valle a Belisario
Betancur quejándose del proceso de paz y de los peligros de tal proceso a sus
mezquinos intereses, cuando el Presidente responde con la acción coordinada
donde se dio muerte a Iván Marino Ospina. Esos son el gobierno, aquél su
representante, éstos sus métodos, y el clima de tranquilidad que necesitan para
su próxima fiesta electoral, pretenden conseguirlo eliminando físicamente a sus
opositores, según propuesta del Ministro de gobierno Jaime Castro. Que nadie se
equivoque: la oligarquía cede migajas si no ve en peligro sus intereses, y
siendo el poder uno de ellos lo va a defender hasta la muerte. Por eso no
vacila en ordenar allanamientos y masacres donde sea.
Cumple así el
gobierno del señor Betancur con las exigencias de su clase en lo que denominaron
“política de paz”: aparentes diálogos y acuerdos, pero calculado asesinato a
quienes los proponen. Porque la paz del gobierno descansa en la más violenta
explotación a las masas populares reprimiendo toda voz de protesta, y la paz
del pueblo solo la entendemos como la satisfacción mínima de elementales
necesidades: salud, vivienda, trabajo, educación, progreso, bienestar. Y ni una
sola de estas reformas han visto los colombianos, ni el pueblo está dispuesto a
sentarse a implorar lo que le corresponde.
En esa lucha
sin descanso está el M-19 y en ese combate hasta la muerte cayó Iván Marino
Ospina, que jamás se equivocó frente a sus enemigos ni con su pueblo, al que en
Corinto convocaba a la búsqueda de la paz: “Es la hora de los pueblos, del paso
erguido de todos. Es la hora de dialogar, de buscar todos el camino a la paz y
encarar con dignidad, realismo y audacia la crisis de Colombia. El M-19
cumplirá” decía entonces y lo confirmó esta semana con su entrega valerosa,
irreductible, desinteresada frente a la cobardía de un ejército y una
oligarquía que todavía creen que los dirigentes populares también se atemorizan
fácilmente o que muy dócilmente también se doblegan ante las dificultades.
Se equivoca
la oligarquía y su brazo armado, el militarismo, cuando creen que con su
violencia y con su sevicia nos acobardan. Se equivocan al creer que sus
noticieros confunden al pueblo. Se equivocan al brindar por los golpes a
nuestra Organización, la que según sus cálculos va a desaparecer. Y solo
aciertan al enviar miles de sus efectivos a dar caza a dos HOMBRES que les opusieron
una resistencia de titanes, porque titánica y sin cuartel es hoy la lucha
popular.
Al asesinar a
Iván Marino Ospina, al que no le pudieron perdonar nunca su fe en la vida, su
valor en la tortura, su amor a la libertad, ni su confianza en el pueblo, el
militarismo y la oligarquía se anotan nuevos fracasos: el de su infinita
incapacidad para enrumbar a Colombia en el camino de la paz del progreso, y el
de alejarse mucho más del pueblo, al que creen ganarse llamándolo jocosamente “la
colaboración ciudadana”. Por eso el rostro de nuestro Comandante Iván no tiene
el rictus del temor sino la burla a sus asesinos y la sonrisa de confianza al
pueblo que hoy con mayor decisión recoge su bandera y sus armas para los
combates que se avecinan.
Esos combates
son el sentido tributo de un pueblo que hoy marcha seguro hacia la victoria y
como Iván, ofrenda su vida por la libertad de esta Colombia ansiosa de vida y
de futuro.
¡Con el
pueblo, con las armas, al poder!
Movimiento 19
de Abril, M-19
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