sábado, 9 de noviembre de 2013

Declaración del M-19 ante el Holocausto del Palacio de Justicia


Colombianos: 

Hoy la nación reclama adolorida una explicación del holocausto en el Palacio de Justicia el jueves 7 de noviembre de 1985, y hoy -más que nunca- se plantea la necesidad urgente e inaplazable de lograr la paz para Colombia. 

La batalla del Palacio de Justicia tuvo por escenario el corazón político-administrativo del país, y todos presenciamos las escenas consecuentes a la decisión de tierra arrasada y aniquilamiento total. Pero la opinión pública no conoce aún toda la verdad y el gobierno pretende justificar su acción con argumentos ajenos a la realidad y al sentir nacional. 

Esta actitud sólo nos enfrenta al abismo de su odio y sinrazón. Y aleja más aún las posibilidades de construir la paz por caminos distintos a la guerra. Por eso, hoy la conciencia democrática de nuestra nacionalidad tiene que exigir la verdad, solo la verdad y nada más que la verdad sobre los hechos sociales, políticos y militares que nos enfrentan con nuestro destino colectivo inmediato.

Declaración del comandante Álvaro Fayad tras la masacre del Palacio de Justicia


El 6 de noviembre de 1985 la Compañía Iván Marino Ospina del M-19 fue ante la Corte Suprema de Justicia a entablar una demanda armada y a convocar a un juicio público contra el gobierno de Belisario Betancur.

Fue, ante el más alto tribunal de justicia, a solicitar un pronunciamiento sobre la constitucionalidad del Acuerdo de Cese del Fuego y Diálogo Nacional suscrito en Corinto, Hobo y Medellín, en agosto de 1984.

Operación Antonio Nariño por los Derechos del Hombre

LO QUE EL GOBIERNO DE BELISARIO BETANCUR NO QUISO QUE SE SUPIERA



Hoy la oligarquía prefirió arrasar el Poder Judicial, antes que permitir que el pueblo colombiano expresara la verdad sobre el incumplimiento de las promesas presidenciales y la traición a los acuerdos de paz.


Colombia presenció atónita cómo la rama ejecutiva del poder arrasaba a sangre y fuego al poder judicial, con el pretexto de defender las instituciones. 



Hoy se demostró una vez más, que es imposible la convivencia pacífica entre una oligarquía prepotente y guerrerista y un pueblo que para luchar por sus derechos tiene que asumir el único camino posible: el del combate.


La paz solamente se asegurará con la victoria del pueblo.

Los combatientes de la compañía Iván Marino Ospina con su sangre, con su vida, con su heroísmo, así lo consignaron de manera definitiva en la operación ANTONIO NARIÑO POR LOS DERECHOS DEL HOMBRE.

Cumplieron.

lunes, 30 de septiembre de 2013

Masacre en el suroriente de Bogotá - 30 de septiembre de 1985

PRESENTACIÓN

La esperanza tan dulce
tan pulida tan triste
la promesa tan leve
no me sirve
no me sirve tan mansa
la esperanza

la rabia tan sumisa
tan débil tan humilde
el furor tan prudente
no me sirve
no me sirve tan sabia
tanta rabia

el grito tan exacto
si el tiempo lo permite
alarido tan pulcro
no me sirve
no me sirve tan bueno
tanto trueno

el coraje tan dócil
la bravura tan chirle
la intrepidez tan lenta
no me sirve
no me sirve tan fría
la osadía

sí me sirve la vida
que es vida hasta morirse
el corazón alerta
sí me sirve
me sirve cuando avanza
la confianza

me sirve tu mirada
que es generosa y firme
y tu silencio franco
sí me sirve
me sirve la medida
de tu vida

me sirve tu futuro
que es un presente libre
y tu lucha de siempre
sí me sirve
me sirve tu batalla
sin medalla

me sirve la modestia
de tu orgullo posible
y tu mano segura
sí me sirve
me sirve tu sendero
compañero

El camino de la niebla, volumen III: Masacres en Colombia y su impunidad. Bogotá, 1990.
Este poema de Mario Benedetti, titulado Me sirve y no me sirve, era el contenido de un manuscrito confundido entre las ropas de un cuerpo joven y sin vida, que el treinta de septiembre de 1985 yacía en una de las calles del suroriente de Bogotá. A otros diez muchachos, la mayoría con disparos a quemarropa, también les habían arrancado la vida.

Cuando un juez de instrucción penal militar encontraba esa hoja de papel en el cadáver cuyo levantamiento practicaba, aún permanecían en esa zona los 246 miembros de la Policía Nacional que momentos antes habían participado en el operativo contra un grupo de guerrilleros del M-19, quienes habían hurtado un camión repleto de leche y la habían repartido entre los pobladores pobres del sector.

Tras un primer contacto de los guerrilleros con una patrulla de la Policía, el Comando del Departamento de Policía Metropolitana de Bogotá coordinó un operativo que terminaría con la muerte de tres mujeres y ocho hombres. Durante las acciones se harían presentes en el lugar los oficiales a cargo de las acciones.