PRESENTACIÓN
La esperanza
tan dulce
tan pulida
tan triste
la promesa
tan leve
no me sirve
no me sirve tan
mansa
la esperanza
la rabia tan
sumisa
tan débil
tan humilde
el furor tan
prudente
no me sirve
no me sirve
tan sabia
tanta rabia
el grito tan
exacto
si el tiempo
lo permite
alarido tan
pulcro
no me sirve
no me sirve
tan bueno
tanto trueno
el coraje
tan dócil
la bravura
tan chirle
la
intrepidez tan lenta
no me sirve
no me sirve
tan fría
la osadía
sí me sirve
la vida
que es vida
hasta morirse
el corazón
alerta
sí me sirve
me sirve
cuando avanza
la confianza
me sirve tu
mirada
que es
generosa y firme
y tu
silencio franco
sí me sirve
me sirve la
medida
de tu vida
me sirve tu
futuro
que es un
presente libre
y tu lucha
de siempre
sí me sirve
me sirve tu
batalla
sin medalla
me sirve la
modestia
de tu
orgullo posible
y tu mano
segura
sí me sirve
me sirve tu
sendero
compañero
El camino de la niebla, volumen III: Masacres en Colombia y su impunidad. Bogotá, 1990.
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Este poema
de Mario Benedetti, titulado Me sirve y no me sirve, era el contenido de un
manuscrito confundido entre las ropas de un cuerpo joven y sin vida, que el
treinta de septiembre de 1985 yacía en una de las calles del suroriente de
Bogotá. A otros diez muchachos, la mayoría con disparos a quemarropa, también
les habían arrancado la vida.
Cuando un
juez de instrucción penal militar encontraba esa hoja de papel en el cadáver
cuyo levantamiento practicaba, aún permanecían en esa zona los 246 miembros de
la Policía Nacional que momentos antes habían participado en el operativo
contra un grupo de guerrilleros del M-19, quienes habían hurtado un camión
repleto de leche y la habían repartido entre los pobladores pobres del sector.
Tras un
primer contacto de los guerrilleros con una patrulla de la Policía, el Comando
del Departamento de Policía Metropolitana de Bogotá coordinó un operativo que
terminaría con la muerte de tres mujeres y ocho hombres. Durante las acciones
se harían presentes en el lugar los oficiales a cargo de las acciones.